Y es la sospecha de que todavía no me quieres
bastante, que no has llegado al supremo límite del querer, ¿qué digo límite, si
no lo hay?, al principio del último cielo, pues yo no puedo hartarme de pedir
más, más, siempre más; y no quiero, no quiero sino cosas infinitas, entérate...
todo infinito, infinitísimo, o nada... ¿Cuántos abrazos crees que te voy a dar
cuando llegues? Ve contando. Pues tantos como segundos tarde una hormiga en dar
la vuelta al globo terráqueo. No; más, muchos más. Tantos como segundos tarde
la hormiga en partir en dos, con sus patas, la esferita terrestre, dándole
vueltas siempre por una misma línea... Con que saca esa cuenta, tonto».
No hay comentarios:
Publicar un comentario