Arrastrada por un
vértigo,a todo cuanto me dijo le contesté que sí... pero cómo... ¡ay!, no
sabes... vaciando mi alma por los ojos. Los suyos me quemaban. ¡Y yo que creía
saber algo de estas hipocresías que tanto convienen a una mujer! Si me creerá
tonta... si pensará que no tengo vergüenza... Es que yo no podía disimular ni
hacer papeles de señorita tímida. La verdad se me sale a los labios y el
sentimiento se me desborda... quiero ahogarlo, y me ahoga. ¿Es esto estar
enamorada? Sólo sé que le quiero con toda mi alma, y así se lo he dado a
entender; ¡qué afrenta!, le quiero sin conocerle, sin saber quién es ni cómo se
llama. Yo entiendo que los amores no deben empezar así... al menos no es eso lo
corriente, sino que vayan por grados, entre síes y noes muy habilidosos, con cuquería... Pero
yo no puedo ser así, y entrego el alma cuando ella me dice que quiere
entregarse...
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